Hacía mucho tiempo que no me encontraba tan satisfecho, quien hubiera imaginado 24 horas antes, que las cosas iban a ser así.
Volví del baño y la encontré como se había quedado, cuando nos dormimos en esa siesta tan merecida, había sido una noche muy larga, comenzó de una forma del todo “atípica” con una simple pregunta.
¿Crees que soy atractiva?
Cuando respondí que sí y se abrazó preguntándome.
¿Por qué entonces nadie se interesa por mí? Conozco a muchos chicos, pero veo que prefieren a otras, he llegado a la conclusión de que es por mi físico y no sé cómo atraerlos, algunos me consideran “mucho para ellos” y no se atreven a entrarme.
Mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, note que no empleaba ropa interior, primero la coloque de espaldas, y mientras le besaba el cuello y la oreja, en instantes estaba completamente desnuda frente a mí, fui acariciando los pezones y después el vientre, hasta que me llego un olor inconfundible, el flujo le manaba de forma incontrolada, seguí acariciándola hasta que con un susurro me dijo.
Quiero mamártela, pero me tendrás que guiar, será la primera vez que lo haga y quiero que salga bien.
Le di la vuelta y primero la bese con pasión y después coloque sus manos en mi bragueta, que abrió y a pesar de lo dicho de su experiencia, se arrodillo frente a mí y fue sacándome la polla, que ya estaba más que a punto para lo que se avecinaba, pero empezare por el principio.
Trabajo en casa y esa mañana recibí dos llamadas del todo diferentes, la primera era para desmontar un encuentro, que tendríamos durante el puente de “San Juan”, a causa de un problema entre la pareja que lo organizaba, como desde el divorcio no tengo una pareja estable, parecía que iban a ser unos días algo aburridos, entre tanto me llamó Sandra.
Es la hija de unos antiguos vecinos, que se habían mudado hacia unos cinco años y a los que aun, cuando les envían algo por correo se lo hago llegar, me dejó un poco intrigado, es una chica que ahora rondara los 20 años y yo 44, por lo que siempre la “vi y traté” como a una “niña”, me dejó en el contestador un mensaje muy escueto.
Hola Juan, soy Sandra y me preguntaba si ibas a estar muy ocupado estos días, necesito consejo y ayuda, pero a mis padres no puedo recurrir, si no es mucho pedir ¿Nos podríamos ver esta tarde-noche? Llámame por favor y dime algo.
Tarde un rato en escuchar el mensaje, pues no reparé en que alguien intentaba llamar, mientras atendía la primera llamada, y me ponía de mal humor por momentos, ya que esperaba en la verbena, conocer a alguien con quien encajara, al menos para pasar unos ratos agradables para ambos.
Después de escucharlo dos veces, la llame y le dije que “estaría libre” esos días y que seguía sin pareja, ella solo me respondió que sobre las siete de la tarde vendría a casa si me venía bien, quedamos en eso y seguí trabajando, sin darle demasiada importancia a la visita de Sandra, pues lo consideraba algo del todo irrelevante.
Poco antes de las siete, sonó el telefonillo y reconocí la alegre voz de Sandra diciendo “Ábreme, soy yo” tardo poco en llegar al tercer piso y al abrirse la puerta del ascensor, dos cosas me llamaron la atención sobremanera, tenía ante mí a una criatura preciosa, con un cuerpo de infarto y vestida con una blusa casi transparente y una minifalda “pidiendo guerra”, la otra cosa en la que repare, es que traía un troler, al verme en la puerta me beso en las mejillas, pegando su cuerpo totalmente al mío, soy bastante más alto que ella, pero no me dio la oportunidad de agacharme, mirándome a los ojos con una sonrisa en los labios, me pregunto si podía pasar.
Cerré la puerta detrás suyo, ya en el salón le pregunte si le apetecía tomar algo, le serví un refresco, dijo que no tomaba alcohol casi nunca, además quería contarme “cosas” y pensaba que era mejor estar despejada, me serví un “Ron de caña”, me senté frente a ella y me dispuse a escucharla, tímidamente comenzó.
Tengo dos problemas, el principal es que no puedo contar con nadie para que me ayude, ese es serio y el otro también pero más concreto.
Hace un año y medio que cumplí los 18, en ese tiempo, según a quien preguntes, te dirá que con mi cuerpo y “simpatía”, abre tenido los chicos-hombres que haya querido, nada más lejos de la realidad, deje de ser virgen en mi fiesta de 18 aniversario, en que TODOS estábamos muy borrachos y lo cierto es que ni recuerdo con quien fue, ni si fueron varios, aunque no me arrepiento.
Desde entonces, nada de nada con nadie, hoy según he contado en casa, iba a pasar estos días con una amiga en “La costa”, ayer fue cuando pensé que quizás tú me podrías ayudar, si no quieres dímelo y me iré, pero la intención es que me instruyas, eres un hombre con experiencia y además buena persona, eso dicen mis padres cuando hablan alguna vez de ti, sobre todo mi madre.
Me quede pensativo, ese bombón quería que yo le enseñara cosas sobre sexo, el sueño de cualquiera pero tenía una duda, respecto a si sería correcto hacerlo, ya que había algunas implicaciones, que a priori no había valorado, me saco de esas cavilaciones una simple pregunta.
¿Crees que soy atractiva?
Y ahí comenzó todo ya en serio. Estaba arrodillada frente a mí.
Después de besarme el capullo con insistencia, mientras me pajeaba lentamente, algo que me hizo dudar que fuera la primera mamada, comenzó a lamer el tronco en toda su extensión, cuando estaba ya “burro” del todo, paró tan solo para bajarme totalmente los pantalones y continuar con ímpetu renovado, engulló más de la mitad y a pesar de que en varias ocasiones le dieron arcadas, se estaba follando la boca ella solita, cuando vi que me iba la aparté, eyacule sobre sus pechos y vientre, me miro con cara de pena y pregunto.
¿He hecho algo mal? Parece que te hayas enfadado, procurare hacerlo como te guste, pero indícame cómo ha de ser.
Le respondí mientras la levantaba del suelo, donde no había puesto nada y seguro que se estaba destrozando las rodillas, que no había hecho nada mal, tan solo que la primera vez, a algunas mujeres no les gusta el sabor del semen y por eso las aparto, me mostro una bella sonrisa y con un dedo cogió parte de lo que había en sus pechos, lo chupo saboreándolo y con cara de verdadera satisfacción me dijo.
Me gusta, sabe a ti, sabe a macho y aunque algo áspero, sé que la próxima vez, podrás acabar en mi boca sin problemas.
Decía esto, mientras recogía otra buena porción de restos y los lamia con verdadero placer, me quite la camisa que aún conservaba puesta y la deje junto con los pantalones sobre una silla, después la abrace, y nos embadurnamos los dos con lo que tenía sobre su cuerpo mientras la besaba con insistencia, hasta que nos fuimos a tomar una ducha, mientras la enjabonaba le pregunte si tomaba anticonceptivos, a lo que respondió.
¡SI! desde los 17 por consejo de mi madre, que en el fondo sé que me considera una golfa y que no sabe, los problemas que tengo por tener este cuerpo.
Entonces y solo por ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar, se me ocurrió con el dedo bien enjabonado, comenzar a acariciarle alrededor del culo, se abalanzo hacia delante, brindándome un mejor acceso, pero sin preguntar ni decir absolutamente nada, el dedo fue entrando hasta llegar al fondo, donde fui dando un masaje circular, estaba el esfínter mucho más relajado y distendido, que en otras mujeres con más experiencia, insistí con dos dedos esta vez con igual resultado, entonces viendo que sería relativamente fácil, aproxime el capullo y lo fui paseando, para que la polla recién escurrida tomara consistencia, algo que no tardo en suceder.
Cuando lo apunte, note como se le ponía “piel de gallina” y no era por el frio, el agua estaba calentita, fui empujando lentamente hasta que entro el capullo, entonces sí que me sujete fuertemente a sus caderas para seguir hasta el fondo, nos quedamos quietos los dos, y ante mi pregunta de si le dolía, solo negó con la cabeza, comencé un metisaca, cada vez más enérgico, solo por ver que tal lo toleraba.
Fue sensacional oírla gruñir como un animal herido, mientras alcanzaba un prolongado orgasmo, en el que solo había habido sexo anal, con la mayoría de mujeres me ayudo, acariciándoles los pechos, el vientre que gusta a muchas, o directamente la vagina o el clítoris que son la mayoría, en este caso fue a “saco” y salió muy bien, además y a pesar de la gran presión, no me corrí y al sacársela se giró y mirándome con cara de pena me dijo.
Ha sido maravilloso, pero te has quedado a medias, ¿Quieres que te haga terminar, con la boca ahora?
Con una risotada sincera negué y le dije, que dejara algo para después, parece que se conformó y dejo que la terminara de lavar, fuimos a la cama, yo tenía intención de descansar un rato, pero Sandra es un “torbellino”, que solo llegar me dijo.
¿Ahora por fin me harás el amor?
Le aclare de forma que no dejaba lugar a dudas.
Si quieres follaremos, pero que te quede claro, no solo por el tiempo o las veces que estemos juntos nosotros, para las futuras relaciones esporádicas o no serias, esto es solo sexo, has de tener muy clara la diferencia, un beso dado con cariño es una forma de “hacer el amor”, 36 horas seguidas de sexo, con un “amigo o relación ocasional” es follar, y es lo que hacemos y haremos nosotros, solo follar “mucho y variado sexo” que es lo que perseguías cuando has llegado.
Me miro con cara de susto y a su vez pregunto.
¿Te has enfadado conmigo? Yo no quería molestarte.
Le respondí que no me había molestado, solo que había venido a aprender, y eso formaba parte de la formación, saber distinguir entre una cosa y otra, en lugar de “follarla” que es lo que ella esperaba, le dije que mientras pudiera, tomara buena nota de lo que sucedería a continuación.
La hice tender de espaldas, separe sus piernas y brazos, me arrodille junto a ella en la cama, comencé besando sus ojos y mientras, con las yemas de los dedos acariciaba su vientre, fui bajando hasta sus labios que solo mordisquee, garganta que bese hasta llegar a la zona donde comienzan los pechos, ahí me entretuve lo suficiente, hasta que note como se aceleraba la respiración, entonces comencé a progresar lentamente hasta llegar a los pezones.
Iba alternando los pechos y cada vez que abandonaba uno de ellos, hacia un “mohín” y parecía como si se molestara, pero como al instante siguiente estaba con el otro cada vez estaba más fuera de sí, me centre en el ombligo, masajeando alrededor y haciendo como si con un dedo quisiera penetrarla por él.
Cuando abandone los pezones y me dedique a la “parte baja” de los pechos, quizás la zona más sensible, pues es la menos expuesta, comenzó a cabecear y el vello de todo el cuerpo se le erizó, también la pequeña “cortinilla” que adornaba su “monte de venus”, eso me indico que tenía que progresar con la mano también, la paseé plana por encima de su vulva y se mojó de la gran cantidad de flujo que soltaba.
Solo aproximar mis labios a la zona, comenzó a temblar, signo inequívoco de que estaba a punto, para alcanzar un nuevo orgasmo, afloje un poco en las caricias, quería que gozara un poco más antes de que lo alcanzara y de paso que aprendiera lo que es racionarse y proporcionar el máximo placer, que no siempre es haciendo llegar al compañero “muy rápido” al clímax, me coloque entre sus piernas y comencé soplando levemente sus labios mayores.
Se retorcía de placer pero aguantó el martirio, alargue uno de mis brazos y tomándole una mano, la deposite sobre un pezón, con un dedo mío y uno de los suyos, lo retorcimos un poco y al apartar mi mano, comprobé como cubrió los dos pechos con sus manitas, retorcía y tironeaba de sus pezones como si fueran de otra sin piedad, seguro que estaba descubriendo eso también.
Cuando paseé la lengua suavemente, tratando de apartar los labios mayores, se arqueo bastante, como si quisiera que la penetrase con la lengua, cosa que hice un poco después de dedicarle un poco de tiempo a su clítoris, que ya estaba bastante inflamado, con unos cuantos “mordisquitos” doblo su tamaño, pasando de ser normal a ser “sensacional” y quedar prácticamente todo él, fuera del prepucio que lo protege.
Ligeros lengüetazos en la zona fueron suficientes, para que comenzara a bramar, en medio de lo que fue su primera eyaculación, antesala de un orgasmo escandaloso y exagerado, esa criatura es pura lujuria, solo necesita alguien que sepa como hacerla gozar y en este momento soy yo, proseguí con mis manejos hasta casi hacerle perder el sentido, pues encadeno otros dos orgasmos y cuando comenzó a aflojar en sus espasmos, es cuando pare para dejarla que se repusiera un poco, me tendí a su lado y simplemente la abrace, se acurruco en mi temblando como una hoja y se quedó muy quieta.
Nos quedamos ambos adormecidos, yo contemplando su belleza hasta que me venció el sueño y quede profundamente dormido, mi despertar fue algo sensacional, antes de abrir los ojos, soñé o eso me pareció, que me la estaban mamando, pero cuando comprendí que no era un sueño, no me lo podía creer, Sandra estaba arrodillada junto a mí y tan solo lamia de forma sutil el capullo, la deje hacer y me hice el dormido, a pesar de que cada vez estaba más excitado, cuando no pude aguantas más me deje ir, un primer disparo de semen, le dio en el rostro como pude comprobar después, para los siguientes abrió la boca rodeándome el capullo con sus labios, fui soltando descargas, que ella engullía con verdadera gula, mientras ahora sí la miraba con verdadero interés, cuando termino se tendió junto a mí y murmuró.
¿Ahora si lo he hecho bien?
Solo le respondí que lo había hecho muy bien, antes de besarla para notar en su boca mi propio gusto y así, cumplir con algo que tengo por norma, que cuando una mujer me “bebe” nunca piense que “eso” es algo repulsivo, quiero que lo tengan como algo normal, al menos conmigo y que no se sienta sucia, es algo que hay que tener muy presente, que nunca se sientan inferiores en nada ni obligadas a según qué.
La mande al baño y le sugerí que preparase algo de desayuno, mientras hacía algunas llamadas que era imprescindible hacer, me beso y se fue, entonces me dirigí al despacho y desde el móvil llame a Marina, la madre de Sandra, la conversación fue muy enriquecedora para ambos y aclaratoria para ella.
Marina soy Juan, disculpa que te llame tan pronto, ¿es buen momento para hablar? O tienes a tu marido cerca.
Me respondió.
-Ante todo felicidades por tu onomástica, tendría que haberte llamado yo, fue a por el periódico y tardara un rato, ¿Qué sucede?
Con prontitud respondí.
¿Recuerdas los dos meses que pasó fuera tu marido, lo bien que lo pasamos y todo lo que aprendiste, y todo el tiempo que seguimos viéndonos, y sobre todo lo fácil que es entenderse con otra mujer, aún tienes alguna amiga?
Un poco de silencio antes de responder.
-¿Cómo olvidarlo? Y como echo de menos esos tiempos, lástima que después que regresaras de tu estancia en Alemania, cuando tuvimos a Sandra, nos mudamos y ahora es más difícil vernos, pero te añoro y pienso muchas veces cuando podremos repetir la experiencia, él sigue tan “soso” como siempre a pesar de lo mucho que le insisto, y sí, tengo un par de amigas que son las que impiden que me vuelva loca ¿Es que me quieres proponer algo?
Pensé un poco antes de proseguir, pero me decidí por hablar claro y sin sutilezas.
Bueno en realidad te llamo por dos cosas distintas, pero muy unidas entre sí, QUIERO QUE NOS VEAMOS PRONTO, TE HECHO DE MENOS, como sabes sigo trabajando en casa, por lo que serás tu quien se lo monte para encontrarnos cuando pueda ser y la otra cosa, es que Sandra no está en “La costa” como os dijo, me llamó ayer por ver si podía hablar conmigo y lo que quería es que le enseñara algo sobre sexo, hemos pasado la noche juntos y apunta muy buenas maneras, con un poco de práctica, será tan buena como tú.
Calle y tardo en responder, cuando lo hizo fue con la voz emocionada diciendo.
-Gracias, gracias por ser tu quien le muestre lo bueno del sexo, seguro que nadie lo haría tan bien como tú, también espero que no haya apreciado ningún parecido contigo, pero sobre todo espero que no le hables de lo nuestro, ni de mi pasión por otras mujeres, es posible que no lo entendiera.
Enseguida respondí.
No, de eso creo que tendrías que encargarte tú, y nunca más tratarla o pensar siquiera que es una “golfa”, ya sabes que esa palabra no entra en nuestro vocabulario y que en su día ya te propuse que te separases de tu marido y que me haría cargo de las dos sin problemas de ninguna clase, aunque nunca quisiste.
La línea quedo en silencio unos instantes hasta que dijo.
-¿Cuándo la mandaras de regreso?
Con una sonrisa en los labios le conteste.
¿Quieres pasar a recogerla tú? Puedes decirle a tu marido que “Te ha llamado la niña” para decirte, que se había quedado sin transporte para regresar, y que iras a recogerla tú, mañana que tu marido trabaja, pasamos el día juntos los tres y después ya en vuestra casa le aclaras las dudas que tenga.
Otro silencio, hasta que sonó un alegre.
-Hasta mañana, iré pronto para aprovechar el día.
Cortó ella la comunicación, cuando me gire vi a Sandra en la puerta que venía a avisarme que el desayuno estaba listo, me preguntó con quien hablaba y le dije que se trataba de una sorpresa, una muy grata sorpresa que tendría al día siguiente.
Durante todo ese día y parte de la noche, tuvimos sexo en el sofá, la moqueta, la cama y como no, bajo la ducha. ¿De qué tipo? Todas las modalidades de que fui capaz, tratando que en cada ocasión, tuviera motivos para recordar algo distinto, hasta que de madrugada y no pudiendo aguantar más, me pregunto muy inquieta por la sorpresa y le dije.
Si te lo dijera, dejaría de ser una sorpresa, pero te aseguro que nunca te arrepentirás, conocerás facetas de una persona que te puede proporcionar mucha más felicidad de la que puedas imaginar, pero para ello existe una condición, si no la cumples NUNCA más me veras y dejaremos de ser amigos.
Cuando suene el telefonillo, te meterás en este armario y veas lo que veas estarás en silencio, hasta que yo te haga salir, después tu juzgaras si te interesa o no lo que te propondré.
Afirmó pero sin mucho convencimiento, por eso le hice ver lo que estaba en juego, amenazándola con “suspender” toda posibilidad de futuros encuentros, entonces y con lágrimas en los ojos me aseguro que haría lo que le había dicho y aunque viera, al mismísimo diablo entrar por la puerta, no se movería ni diría nada, hasta que yo se lo permitiera.
Por fin nos dormimos y al despuntar el día me despertó como la mañana anterior, solo que en esta ocasión, ni mi potencia era tanta, ni dejo perder una sola gota, después de pasar por la ducha y desayunar, la noté nerviosa a pesar de que la tenía sobre mis rodillas y jugaba con sus pezones para tranquilizarla, cuando sonó el telefonillo, sin decirle nada se dirigió al armario que le había señalado el día antes y se encerró dentro.
Cuando abrí la puerta del piso y entro Marina, nos enredamos en un morreo, tras el cual preguntó por Sandra, cuando le dije que estaría fuera al menos una hora, pues la había enviado a comprar a una tienda que habría las 24 horas, se tranquilizó un poco, nos desnudamos mutuamente con la urgencia de los antiguas amantes, que disponen de poco tiempo para sus encuentros, aunque en este caso, yo sabía que no era así, pronto estábamos los dos desnudos, Marina se arrodillo sobre el sofá con las rodillas muy separadas y doblada sobre el respaldo, esperando que la penetrara por donde eligiera, me decidí por el culo y fue como sé que le gusta, de una forma “ruda” sin ensancharla, incluso haciéndome algo de daño, pero es así como más disfruta.
Pronto estaba berreando, mientras yo tiraba de su cabello, para que se arqueara más y poder llegar más al fondo, cuando me corrí pues a pesar de la reciente “mamada” de Sandra era lo normal, en esa situación, quede sobre ella rendidos los dos, entonces cuando conseguí salir de ella que quedo allí como una muñeca rota, fui al armario a por Sandra y la encontré pálida por lo visto y que seguro no esperaba, la bese y le dije que tenía dos opciones, seguir oculta y que despediría a su madre o que saliera y que ambas se enfrentaran a esa realidad.
Opto por lo segundo, pero en lugar de comportarse como una chiquilla, lo hizo con mucha madurez, acaricio la espalda de su madre con sus delicadas manos y le susurro.
Te quiero mamá y ahora veo que no me equivoqué al recurrir a Juan, para que me enseñara algo, veo que tú también lo conoces y lo has tenido de maestro, ¿Estoy en lo cierto?
Eso lo oí desde detrás de la puerta que da a la cocina, Marina se giró y tomando el rostro de Sandra entre sus manos tan solo la beso, abrazándola después para poder decirle.
Hace tiempo, cuando aún éramos vecinos y tu padre no me hacía ni puñetero caso como ahora, marcho un par de meses fuera por temas de trabajo, Juan se dio cuenta de la situación y me enseño a gozar del sexo sin tabús, también me presento a una amiga suya, que me mostro un camino, que si quieres te puedo mostrar yo, si es que esto que has visto, no te ha hecho tomar un mal concepto de mí.
Sandra tan solo la beso en la mejilla, pero pronto y sin palabras ya que estaban desnudas, vi que se habían enredado en un apasionado morreo, de ahí a estar ambas sobre la moqueta del salón, disfrutando la una el cuerpo de la otra paso muy poco rato, me fui al cuarto a tratar de descansar, pues desde que Sandra había aparecido en casa, lo máximo que había dormido habían sido apenas tres horas seguidas, con incontables eyaculaciones, estaba realmente agotado y a mediodía vinieron a despertarme, la comida estaba en la mesa, mientras comíamos comento Marina.
Bueno después de una buena siesta, donde seguro que disfrutamos todos, nos iremos pero te aseguro que no tardare tanto en regresar y te prometo que Sandra no tendrá quejas, también ella vendrá cuando se lo permitas, y por mi parte hare todo lo que este en mi mano para completar su formación.
Volví del baño y la encontré como se había quedado, cuando nos dormimos en esa siesta tan merecida, había sido una noche muy larga, comenzó de una forma del todo “atípica” con una simple pregunta.
¿Crees que soy atractiva?
Cuando respondí que sí y se abrazó preguntándome.
¿Por qué entonces nadie se interesa por mí? Conozco a muchos chicos, pero veo que prefieren a otras, he llegado a la conclusión de que es por mi físico y no sé cómo atraerlos, algunos me consideran “mucho para ellos” y no se atreven a entrarme.
Mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, note que no empleaba ropa interior, primero la coloque de espaldas, y mientras le besaba el cuello y la oreja, en instantes estaba completamente desnuda frente a mí, fui acariciando los pezones y después el vientre, hasta que me llego un olor inconfundible, el flujo le manaba de forma incontrolada, seguí acariciándola hasta que con un susurro me dijo.
Quiero mamártela, pero me tendrás que guiar, será la primera vez que lo haga y quiero que salga bien.
Le di la vuelta y primero la bese con pasión y después coloque sus manos en mi bragueta, que abrió y a pesar de lo dicho de su experiencia, se arrodillo frente a mí y fue sacándome la polla, que ya estaba más que a punto para lo que se avecinaba, pero empezare por el principio.
Trabajo en casa y esa mañana recibí dos llamadas del todo diferentes, la primera era para desmontar un encuentro, que tendríamos durante el puente de “San Juan”, a causa de un problema entre la pareja que lo organizaba, como desde el divorcio no tengo una pareja estable, parecía que iban a ser unos días algo aburridos, entre tanto me llamó Sandra.
Es la hija de unos antiguos vecinos, que se habían mudado hacia unos cinco años y a los que aun, cuando les envían algo por correo se lo hago llegar, me dejó un poco intrigado, es una chica que ahora rondara los 20 años y yo 44, por lo que siempre la “vi y traté” como a una “niña”, me dejó en el contestador un mensaje muy escueto.
Hola Juan, soy Sandra y me preguntaba si ibas a estar muy ocupado estos días, necesito consejo y ayuda, pero a mis padres no puedo recurrir, si no es mucho pedir ¿Nos podríamos ver esta tarde-noche? Llámame por favor y dime algo.
Tarde un rato en escuchar el mensaje, pues no reparé en que alguien intentaba llamar, mientras atendía la primera llamada, y me ponía de mal humor por momentos, ya que esperaba en la verbena, conocer a alguien con quien encajara, al menos para pasar unos ratos agradables para ambos.
Después de escucharlo dos veces, la llame y le dije que “estaría libre” esos días y que seguía sin pareja, ella solo me respondió que sobre las siete de la tarde vendría a casa si me venía bien, quedamos en eso y seguí trabajando, sin darle demasiada importancia a la visita de Sandra, pues lo consideraba algo del todo irrelevante.
Poco antes de las siete, sonó el telefonillo y reconocí la alegre voz de Sandra diciendo “Ábreme, soy yo” tardo poco en llegar al tercer piso y al abrirse la puerta del ascensor, dos cosas me llamaron la atención sobremanera, tenía ante mí a una criatura preciosa, con un cuerpo de infarto y vestida con una blusa casi transparente y una minifalda “pidiendo guerra”, la otra cosa en la que repare, es que traía un troler, al verme en la puerta me beso en las mejillas, pegando su cuerpo totalmente al mío, soy bastante más alto que ella, pero no me dio la oportunidad de agacharme, mirándome a los ojos con una sonrisa en los labios, me pregunto si podía pasar.
Cerré la puerta detrás suyo, ya en el salón le pregunte si le apetecía tomar algo, le serví un refresco, dijo que no tomaba alcohol casi nunca, además quería contarme “cosas” y pensaba que era mejor estar despejada, me serví un “Ron de caña”, me senté frente a ella y me dispuse a escucharla, tímidamente comenzó.
Tengo dos problemas, el principal es que no puedo contar con nadie para que me ayude, ese es serio y el otro también pero más concreto.
Hace un año y medio que cumplí los 18, en ese tiempo, según a quien preguntes, te dirá que con mi cuerpo y “simpatía”, abre tenido los chicos-hombres que haya querido, nada más lejos de la realidad, deje de ser virgen en mi fiesta de 18 aniversario, en que TODOS estábamos muy borrachos y lo cierto es que ni recuerdo con quien fue, ni si fueron varios, aunque no me arrepiento.
Desde entonces, nada de nada con nadie, hoy según he contado en casa, iba a pasar estos días con una amiga en “La costa”, ayer fue cuando pensé que quizás tú me podrías ayudar, si no quieres dímelo y me iré, pero la intención es que me instruyas, eres un hombre con experiencia y además buena persona, eso dicen mis padres cuando hablan alguna vez de ti, sobre todo mi madre.
Me quede pensativo, ese bombón quería que yo le enseñara cosas sobre sexo, el sueño de cualquiera pero tenía una duda, respecto a si sería correcto hacerlo, ya que había algunas implicaciones, que a priori no había valorado, me saco de esas cavilaciones una simple pregunta.
¿Crees que soy atractiva?
Y ahí comenzó todo ya en serio. Estaba arrodillada frente a mí.
Después de besarme el capullo con insistencia, mientras me pajeaba lentamente, algo que me hizo dudar que fuera la primera mamada, comenzó a lamer el tronco en toda su extensión, cuando estaba ya “burro” del todo, paró tan solo para bajarme totalmente los pantalones y continuar con ímpetu renovado, engulló más de la mitad y a pesar de que en varias ocasiones le dieron arcadas, se estaba follando la boca ella solita, cuando vi que me iba la aparté, eyacule sobre sus pechos y vientre, me miro con cara de pena y pregunto.
¿He hecho algo mal? Parece que te hayas enfadado, procurare hacerlo como te guste, pero indícame cómo ha de ser.
Le respondí mientras la levantaba del suelo, donde no había puesto nada y seguro que se estaba destrozando las rodillas, que no había hecho nada mal, tan solo que la primera vez, a algunas mujeres no les gusta el sabor del semen y por eso las aparto, me mostro una bella sonrisa y con un dedo cogió parte de lo que había en sus pechos, lo chupo saboreándolo y con cara de verdadera satisfacción me dijo.
Me gusta, sabe a ti, sabe a macho y aunque algo áspero, sé que la próxima vez, podrás acabar en mi boca sin problemas.
Decía esto, mientras recogía otra buena porción de restos y los lamia con verdadero placer, me quite la camisa que aún conservaba puesta y la deje junto con los pantalones sobre una silla, después la abrace, y nos embadurnamos los dos con lo que tenía sobre su cuerpo mientras la besaba con insistencia, hasta que nos fuimos a tomar una ducha, mientras la enjabonaba le pregunte si tomaba anticonceptivos, a lo que respondió.
¡SI! desde los 17 por consejo de mi madre, que en el fondo sé que me considera una golfa y que no sabe, los problemas que tengo por tener este cuerpo.
Entonces y solo por ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar, se me ocurrió con el dedo bien enjabonado, comenzar a acariciarle alrededor del culo, se abalanzo hacia delante, brindándome un mejor acceso, pero sin preguntar ni decir absolutamente nada, el dedo fue entrando hasta llegar al fondo, donde fui dando un masaje circular, estaba el esfínter mucho más relajado y distendido, que en otras mujeres con más experiencia, insistí con dos dedos esta vez con igual resultado, entonces viendo que sería relativamente fácil, aproxime el capullo y lo fui paseando, para que la polla recién escurrida tomara consistencia, algo que no tardo en suceder.
Cuando lo apunte, note como se le ponía “piel de gallina” y no era por el frio, el agua estaba calentita, fui empujando lentamente hasta que entro el capullo, entonces sí que me sujete fuertemente a sus caderas para seguir hasta el fondo, nos quedamos quietos los dos, y ante mi pregunta de si le dolía, solo negó con la cabeza, comencé un metisaca, cada vez más enérgico, solo por ver que tal lo toleraba.
Fue sensacional oírla gruñir como un animal herido, mientras alcanzaba un prolongado orgasmo, en el que solo había habido sexo anal, con la mayoría de mujeres me ayudo, acariciándoles los pechos, el vientre que gusta a muchas, o directamente la vagina o el clítoris que son la mayoría, en este caso fue a “saco” y salió muy bien, además y a pesar de la gran presión, no me corrí y al sacársela se giró y mirándome con cara de pena me dijo.
Ha sido maravilloso, pero te has quedado a medias, ¿Quieres que te haga terminar, con la boca ahora?
Con una risotada sincera negué y le dije, que dejara algo para después, parece que se conformó y dejo que la terminara de lavar, fuimos a la cama, yo tenía intención de descansar un rato, pero Sandra es un “torbellino”, que solo llegar me dijo.
¿Ahora por fin me harás el amor?
Le aclare de forma que no dejaba lugar a dudas.
Si quieres follaremos, pero que te quede claro, no solo por el tiempo o las veces que estemos juntos nosotros, para las futuras relaciones esporádicas o no serias, esto es solo sexo, has de tener muy clara la diferencia, un beso dado con cariño es una forma de “hacer el amor”, 36 horas seguidas de sexo, con un “amigo o relación ocasional” es follar, y es lo que hacemos y haremos nosotros, solo follar “mucho y variado sexo” que es lo que perseguías cuando has llegado.
Me miro con cara de susto y a su vez pregunto.
¿Te has enfadado conmigo? Yo no quería molestarte.
Le respondí que no me había molestado, solo que había venido a aprender, y eso formaba parte de la formación, saber distinguir entre una cosa y otra, en lugar de “follarla” que es lo que ella esperaba, le dije que mientras pudiera, tomara buena nota de lo que sucedería a continuación.
La hice tender de espaldas, separe sus piernas y brazos, me arrodille junto a ella en la cama, comencé besando sus ojos y mientras, con las yemas de los dedos acariciaba su vientre, fui bajando hasta sus labios que solo mordisquee, garganta que bese hasta llegar a la zona donde comienzan los pechos, ahí me entretuve lo suficiente, hasta que note como se aceleraba la respiración, entonces comencé a progresar lentamente hasta llegar a los pezones.
Iba alternando los pechos y cada vez que abandonaba uno de ellos, hacia un “mohín” y parecía como si se molestara, pero como al instante siguiente estaba con el otro cada vez estaba más fuera de sí, me centre en el ombligo, masajeando alrededor y haciendo como si con un dedo quisiera penetrarla por él.
Cuando abandone los pezones y me dedique a la “parte baja” de los pechos, quizás la zona más sensible, pues es la menos expuesta, comenzó a cabecear y el vello de todo el cuerpo se le erizó, también la pequeña “cortinilla” que adornaba su “monte de venus”, eso me indico que tenía que progresar con la mano también, la paseé plana por encima de su vulva y se mojó de la gran cantidad de flujo que soltaba.
Solo aproximar mis labios a la zona, comenzó a temblar, signo inequívoco de que estaba a punto, para alcanzar un nuevo orgasmo, afloje un poco en las caricias, quería que gozara un poco más antes de que lo alcanzara y de paso que aprendiera lo que es racionarse y proporcionar el máximo placer, que no siempre es haciendo llegar al compañero “muy rápido” al clímax, me coloque entre sus piernas y comencé soplando levemente sus labios mayores.
Se retorcía de placer pero aguantó el martirio, alargue uno de mis brazos y tomándole una mano, la deposite sobre un pezón, con un dedo mío y uno de los suyos, lo retorcimos un poco y al apartar mi mano, comprobé como cubrió los dos pechos con sus manitas, retorcía y tironeaba de sus pezones como si fueran de otra sin piedad, seguro que estaba descubriendo eso también.
Cuando paseé la lengua suavemente, tratando de apartar los labios mayores, se arqueo bastante, como si quisiera que la penetrase con la lengua, cosa que hice un poco después de dedicarle un poco de tiempo a su clítoris, que ya estaba bastante inflamado, con unos cuantos “mordisquitos” doblo su tamaño, pasando de ser normal a ser “sensacional” y quedar prácticamente todo él, fuera del prepucio que lo protege.
Ligeros lengüetazos en la zona fueron suficientes, para que comenzara a bramar, en medio de lo que fue su primera eyaculación, antesala de un orgasmo escandaloso y exagerado, esa criatura es pura lujuria, solo necesita alguien que sepa como hacerla gozar y en este momento soy yo, proseguí con mis manejos hasta casi hacerle perder el sentido, pues encadeno otros dos orgasmos y cuando comenzó a aflojar en sus espasmos, es cuando pare para dejarla que se repusiera un poco, me tendí a su lado y simplemente la abrace, se acurruco en mi temblando como una hoja y se quedó muy quieta.
Nos quedamos ambos adormecidos, yo contemplando su belleza hasta que me venció el sueño y quede profundamente dormido, mi despertar fue algo sensacional, antes de abrir los ojos, soñé o eso me pareció, que me la estaban mamando, pero cuando comprendí que no era un sueño, no me lo podía creer, Sandra estaba arrodillada junto a mí y tan solo lamia de forma sutil el capullo, la deje hacer y me hice el dormido, a pesar de que cada vez estaba más excitado, cuando no pude aguantas más me deje ir, un primer disparo de semen, le dio en el rostro como pude comprobar después, para los siguientes abrió la boca rodeándome el capullo con sus labios, fui soltando descargas, que ella engullía con verdadera gula, mientras ahora sí la miraba con verdadero interés, cuando termino se tendió junto a mí y murmuró.
¿Ahora si lo he hecho bien?
Solo le respondí que lo había hecho muy bien, antes de besarla para notar en su boca mi propio gusto y así, cumplir con algo que tengo por norma, que cuando una mujer me “bebe” nunca piense que “eso” es algo repulsivo, quiero que lo tengan como algo normal, al menos conmigo y que no se sienta sucia, es algo que hay que tener muy presente, que nunca se sientan inferiores en nada ni obligadas a según qué.
La mande al baño y le sugerí que preparase algo de desayuno, mientras hacía algunas llamadas que era imprescindible hacer, me beso y se fue, entonces me dirigí al despacho y desde el móvil llame a Marina, la madre de Sandra, la conversación fue muy enriquecedora para ambos y aclaratoria para ella.
Marina soy Juan, disculpa que te llame tan pronto, ¿es buen momento para hablar? O tienes a tu marido cerca.
Me respondió.
-Ante todo felicidades por tu onomástica, tendría que haberte llamado yo, fue a por el periódico y tardara un rato, ¿Qué sucede?
Con prontitud respondí.
¿Recuerdas los dos meses que pasó fuera tu marido, lo bien que lo pasamos y todo lo que aprendiste, y todo el tiempo que seguimos viéndonos, y sobre todo lo fácil que es entenderse con otra mujer, aún tienes alguna amiga?
Un poco de silencio antes de responder.
-¿Cómo olvidarlo? Y como echo de menos esos tiempos, lástima que después que regresaras de tu estancia en Alemania, cuando tuvimos a Sandra, nos mudamos y ahora es más difícil vernos, pero te añoro y pienso muchas veces cuando podremos repetir la experiencia, él sigue tan “soso” como siempre a pesar de lo mucho que le insisto, y sí, tengo un par de amigas que son las que impiden que me vuelva loca ¿Es que me quieres proponer algo?
Pensé un poco antes de proseguir, pero me decidí por hablar claro y sin sutilezas.
Bueno en realidad te llamo por dos cosas distintas, pero muy unidas entre sí, QUIERO QUE NOS VEAMOS PRONTO, TE HECHO DE MENOS, como sabes sigo trabajando en casa, por lo que serás tu quien se lo monte para encontrarnos cuando pueda ser y la otra cosa, es que Sandra no está en “La costa” como os dijo, me llamó ayer por ver si podía hablar conmigo y lo que quería es que le enseñara algo sobre sexo, hemos pasado la noche juntos y apunta muy buenas maneras, con un poco de práctica, será tan buena como tú.
Calle y tardo en responder, cuando lo hizo fue con la voz emocionada diciendo.
-Gracias, gracias por ser tu quien le muestre lo bueno del sexo, seguro que nadie lo haría tan bien como tú, también espero que no haya apreciado ningún parecido contigo, pero sobre todo espero que no le hables de lo nuestro, ni de mi pasión por otras mujeres, es posible que no lo entendiera.
Enseguida respondí.
No, de eso creo que tendrías que encargarte tú, y nunca más tratarla o pensar siquiera que es una “golfa”, ya sabes que esa palabra no entra en nuestro vocabulario y que en su día ya te propuse que te separases de tu marido y que me haría cargo de las dos sin problemas de ninguna clase, aunque nunca quisiste.
La línea quedo en silencio unos instantes hasta que dijo.
-¿Cuándo la mandaras de regreso?
Con una sonrisa en los labios le conteste.
¿Quieres pasar a recogerla tú? Puedes decirle a tu marido que “Te ha llamado la niña” para decirte, que se había quedado sin transporte para regresar, y que iras a recogerla tú, mañana que tu marido trabaja, pasamos el día juntos los tres y después ya en vuestra casa le aclaras las dudas que tenga.
Otro silencio, hasta que sonó un alegre.
-Hasta mañana, iré pronto para aprovechar el día.
Cortó ella la comunicación, cuando me gire vi a Sandra en la puerta que venía a avisarme que el desayuno estaba listo, me preguntó con quien hablaba y le dije que se trataba de una sorpresa, una muy grata sorpresa que tendría al día siguiente.
Durante todo ese día y parte de la noche, tuvimos sexo en el sofá, la moqueta, la cama y como no, bajo la ducha. ¿De qué tipo? Todas las modalidades de que fui capaz, tratando que en cada ocasión, tuviera motivos para recordar algo distinto, hasta que de madrugada y no pudiendo aguantar más, me pregunto muy inquieta por la sorpresa y le dije.
Si te lo dijera, dejaría de ser una sorpresa, pero te aseguro que nunca te arrepentirás, conocerás facetas de una persona que te puede proporcionar mucha más felicidad de la que puedas imaginar, pero para ello existe una condición, si no la cumples NUNCA más me veras y dejaremos de ser amigos.
Cuando suene el telefonillo, te meterás en este armario y veas lo que veas estarás en silencio, hasta que yo te haga salir, después tu juzgaras si te interesa o no lo que te propondré.
Afirmó pero sin mucho convencimiento, por eso le hice ver lo que estaba en juego, amenazándola con “suspender” toda posibilidad de futuros encuentros, entonces y con lágrimas en los ojos me aseguro que haría lo que le había dicho y aunque viera, al mismísimo diablo entrar por la puerta, no se movería ni diría nada, hasta que yo se lo permitiera.
Por fin nos dormimos y al despuntar el día me despertó como la mañana anterior, solo que en esta ocasión, ni mi potencia era tanta, ni dejo perder una sola gota, después de pasar por la ducha y desayunar, la noté nerviosa a pesar de que la tenía sobre mis rodillas y jugaba con sus pezones para tranquilizarla, cuando sonó el telefonillo, sin decirle nada se dirigió al armario que le había señalado el día antes y se encerró dentro.
Cuando abrí la puerta del piso y entro Marina, nos enredamos en un morreo, tras el cual preguntó por Sandra, cuando le dije que estaría fuera al menos una hora, pues la había enviado a comprar a una tienda que habría las 24 horas, se tranquilizó un poco, nos desnudamos mutuamente con la urgencia de los antiguas amantes, que disponen de poco tiempo para sus encuentros, aunque en este caso, yo sabía que no era así, pronto estábamos los dos desnudos, Marina se arrodillo sobre el sofá con las rodillas muy separadas y doblada sobre el respaldo, esperando que la penetrara por donde eligiera, me decidí por el culo y fue como sé que le gusta, de una forma “ruda” sin ensancharla, incluso haciéndome algo de daño, pero es así como más disfruta.
Pronto estaba berreando, mientras yo tiraba de su cabello, para que se arqueara más y poder llegar más al fondo, cuando me corrí pues a pesar de la reciente “mamada” de Sandra era lo normal, en esa situación, quede sobre ella rendidos los dos, entonces cuando conseguí salir de ella que quedo allí como una muñeca rota, fui al armario a por Sandra y la encontré pálida por lo visto y que seguro no esperaba, la bese y le dije que tenía dos opciones, seguir oculta y que despediría a su madre o que saliera y que ambas se enfrentaran a esa realidad.
Opto por lo segundo, pero en lugar de comportarse como una chiquilla, lo hizo con mucha madurez, acaricio la espalda de su madre con sus delicadas manos y le susurro.
Te quiero mamá y ahora veo que no me equivoqué al recurrir a Juan, para que me enseñara algo, veo que tú también lo conoces y lo has tenido de maestro, ¿Estoy en lo cierto?
Eso lo oí desde detrás de la puerta que da a la cocina, Marina se giró y tomando el rostro de Sandra entre sus manos tan solo la beso, abrazándola después para poder decirle.
Hace tiempo, cuando aún éramos vecinos y tu padre no me hacía ni puñetero caso como ahora, marcho un par de meses fuera por temas de trabajo, Juan se dio cuenta de la situación y me enseño a gozar del sexo sin tabús, también me presento a una amiga suya, que me mostro un camino, que si quieres te puedo mostrar yo, si es que esto que has visto, no te ha hecho tomar un mal concepto de mí.
Sandra tan solo la beso en la mejilla, pero pronto y sin palabras ya que estaban desnudas, vi que se habían enredado en un apasionado morreo, de ahí a estar ambas sobre la moqueta del salón, disfrutando la una el cuerpo de la otra paso muy poco rato, me fui al cuarto a tratar de descansar, pues desde que Sandra había aparecido en casa, lo máximo que había dormido habían sido apenas tres horas seguidas, con incontables eyaculaciones, estaba realmente agotado y a mediodía vinieron a despertarme, la comida estaba en la mesa, mientras comíamos comento Marina.
Bueno después de una buena siesta, donde seguro que disfrutamos todos, nos iremos pero te aseguro que no tardare tanto en regresar y te prometo que Sandra no tendrá quejas, también ella vendrá cuando se lo permitas, y por mi parte hare todo lo que este en mi mano para completar su formación.
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